La comunidad peruana en Chile es la más numerosa, y gracias a ello, hasta nuestro país ha llegado lo mejor de su cocina. Hay muchos restaurantes que se especializan en la comida del vecino del norte, incluso dedicándose a los distintos estilos que hay de acuerdo a zonas geográficas.
Ají Seco, cuenta con varias sucursales en Santiago, en este caso la visitada fue la de Agustinas 1515.
La carta maneja una oferta para todos los gustos, representando lo mejor de la gastronomía peruana.
Los precios están en lo razonable.
El primer tópico en que queda al debe, es la atención brindada. Exageradamente lenta, poco cordial y sin deferencia.
La decoración, logra su objetivo: sentirse en un lugar del hermoso Perú, pero la larga espera de la llegada del plato, más la constante y plana música que recuerda a la pequeña Wendy Sulca, hacen un poco insoportable el entorno.
Sobre la carta, el jugo "natural" es caro (2.400 pesos), teniendo en cuenta que de natural sólo tiene el agua.
La entrada, 'Causa limeña rellena con atún' (3.200 pesos), es buena, con sabores plenamente identificables, abundante y con una presentación armoniosa.
El problema viene con el plato de fondo. 'Ají de Gallina' (4.900 pesos). Que digámoslo, era un arroz con pollo al curry, o algo similar, pero bajo ningún aspecto el tradicional plato peruano.
Ahora este no sucede en 'Ají Seco' solamente, ya que muchos locales del rubro caen en el error de internacionalizar la receta.
Primero el 'Ají de gallina' se hace con esta ave deshilachada, no con pollo picado en cubos. Segundo, la salsa es en base a pan que se deja la noche anterior remojando en leche, por lo que la textura es distinta a una salsa al curry, que hasta se sospecha procedía de un sobre.
El 'Ají de gallina' suele ser acompañado con aceitunas y papas cocidas. En este caso media papa fría y una aceituna partida por la mitad.
La verdad son más los contra que los pro y la experiencia en 'Ají Seco' se hace decepcionante, teniendo en cuenta la buena imagen que se ha creado.