miércoles, 2 de septiembre de 2015

Trattoria Calypso. Un paraíso para los amantes de las pastas en pleno Cajón del Maipo

Sin lugar a dudas estamos a años luz de disfrutar de una importante (y deliciosa) cantidad de restaurantes especialistas en pastas, como si pueden nuestros hermanos argentinos, pero por suerte poco a poco crecen las trattorias de buena calidad y otras, como de la que escribiré hoy, que poseen una larga tradición de grandes sabores.

Uno de los mayores aportes de mi ex polola, fue entender que era aplicable para mi el viejo dicho de: “Guatita llena, corazón contento”. Fue así que un día me invitó a almorzar al Cajón del Maipo. Ya saber que iba para allá era buena señal, pues amo aquél lugar de la Provincia Cordillera.

El destino me era un misterio, hasta cuando decidió que la ayudara a buscar el lugar a través de internet para saber si íbamos bien en el camino. 'Trattoria Calypso' era el nombre del restaurant donde nos dirigíamos.

Al llegar, amplios estacionamientos desde donde nos hacen acceder a un lugar hermosísimo. Era lo más parecido a una casa en un árbol, sólo que en el suelo y muy grande. Pero una ambientación cálida, amigable y a tono con la naturaleza que rodea al recinto y que después conocí más detalladamente.

Ese lugar era para quienes esperaban una mesa. Los aperitivos nada que decir, ricos los sour, como también los jugos naturales.

Ya en el restaurant propiamente tal, el salón es pequeño, aunque tiene también mesas al aire libre. En mi opinión donde tomamos los aperitivos me hubiera gustado mucho más por el ambiente y comodidad, para almorzar.

Las mesas exteriores tienen su magia. Habían varias bajo un gran parrón, lo que le da su toque 'Made in Italy', al agregarle el paisaje campestre, que fácilmente podría transportar a la Campania o Calabria.

Sobre la atención, es buena, cordial y deferente.

En cuanto a los platos, Calypso creo que últimamente ha sido el único lugar que ha estado cerca de que diga: “no puedo más”. Sus platos perfectamente podrían ser considerados para dos, realmente son contundentes, pero más importante aún, deliciosos. Se nota cuando una pasta es fresca, y en Calypso eso queda en claro al primer bocado. Ni pensar por un segundo que las reciclan, como alguna vez sucedió en los 'Piccola Italia'.

Soy fanático de los gnocchis, y creo que es casi una ciencia dar con la proporción ideal para que no quede sólo con gusto a harina o sólo gusto a papa. Los pedí Salsa Alfredo y fue la gloria. Exquisitos, en su punto justo de cocción y la salsa muy rica. Por suerte mi ex polola es en buen chileno: “guata de pajarito” y no fue capaz de comer todo su plato. Ahí me “sacrifiqué” y la ayudé con sus cannellonis rellenos de pollo con pesto. ¿Qué decir? Los calificativos me escasean al tratar de describir lo espectaculares que estaban. Un placer a los sentidos (no tanto como mis 'ñoquis' eso sí. Sólo puedo decir del plato de mi acompañante, que el pesto, ahogaba un poco el sabor del cannelloni con pollo. Estaba un poquitín fuerte.

Luego del almuerzo lo mejor es recorrer el amplio terreno que tiene Calypso con lindos paisajes decorados por los cerros de la Cordillera de Los Andes como telón de fondo.


Una experiencia llena de sabores y tradición italiana en pleno Cajón del Maipo que bien vale la pena repetirse.