domingo, 1 de mayo de 2016

Restaurant peruano "Tanta"

Según los expertos la comida peruana, es una de las top tres a nivel mundial y para suerte de quienes comparten ese pensamiento, junto a la creciente comunidad peruana en nuestro país, ya hace rato los restaurantes especializados en la gastronomía del vecino del norte se han instalado en Santiago al nivel de tener muchas variedades donde elegir.

A pesar de la gran cantidad, creo que en lo que están al debe, es en la variedad de la oferta de platos: no todo puede ser ceviche, ají de gallina, algunos platos con productos del mar y lomo saltado. En lo otro que están al debe, es que muchas veces “internacionalizan” el plato, adaptándolo al gusto de los chilenos.
Luego de mis constantes malas experiencias en 'Ají Secos', para mi cumpleaños, fui invitado a 'Tanta', restaurant ubicado en las terrazas del Mall Plaza Vespucio.

La anfitriona, muy amistosa, se ve conocía de su trabajo, nos ubicó en una mesa, y prontamente llegó la mesera para entregarnos la carta, pero con la misma prontitud que nos entregó la carta, nos preguntó que queríamos. Sin entrar en mayores detalles, su atención para mi a lo largo de la velada, fue muy mala, lo que afecta obvio a la imagen del local.

Destaca su variedad en la carta de tragos, en mi caso, que consumo poco alcohol, opté por un mojito: No fue de los mejores que he probado en cuanto a sabor. Muy amargo y escaso de hielo.

Pero pasemos al plato principal, que es lo de mi mayor interés en describir: Lomo saltado. No lo había probado y debo confesar que no lo conocía. Por el precio (alrededor de 12 mil pesos), dije: “Esto promete”, ya que cometo el error de asociar mayor precio, mayor cantidad y calidad. En lo primero, asociar precio-cantidad, me equivoqué: 6 pedacitos de carne, unos 20 gajos de papa, 3 de tomate y 4 cortesitos de cebolla morada, acompañado de una porción de arroz. En Cuanto a lo segundo: precio-calidad se mejora un poco en comparación al primer tópico analizado. El arroz, un arroz blanco, sin ninguna ciencia, nada que le de color, ni sabor. Insisto, era un simple arroz blanco, con la “gran” decoración que fue dos hojitas no recuerdo si de cilantro o perejil. Las verduritas (reitero, muy escasas) salteadas, no tienen mayor pretensión que ser eso, verduras salteadas. Me hubiera gustado que a lo mejor fueran un poquito condimentadas. Creo que las papas si estaban sabrosas, en su punto. Lo mejor para el final: los 6 cuadraditos de carne de aproximadamente 2x2 cm.  Sabrosos, perfectamente cocinados, a diferencia de las verduritas, muy bien sazonados, lamentablemente eran muy pocos, pero al menos dejan con ganas de querer comer más de ellos.

En conclusión, si se le calificara con la escala de 1 a 7, un 4,5 es la nota que le pondría.
Para finalizar, un detalle: La pantalla gigante con la música, que al menos en mis gustos, no era mala, directamente no permite conversar, la tenían muy fuerte. Llegaba a molestar y hubo un par de mesas que solicitaron justamente que se bajara el volumen. Provoca un estrés innecesario.