lunes, 31 de julio de 2017

Kiosko Roca, sucursal Santiago




Perdí la cuenta de la cantidad de veces que tomé el notebook con la intención de escribir acerca de mis visitas a Kiosco Roca y finalmente no lo hice.

Había cierto temor, ya que para muchos escribir de esta sucursal en Santiago, es escribir de algo que los Magallánicos consideran casi parte de su identidad, de su ADN, y tenía la preocupación que al momento de opinar de esta “picada”, algunos no supieran separar eso y lo tomaran como un ataque a la austral ciudad, en la que por cierto, estuve muchas veces en 1995 y 1996 dado que viví en Río Gallegos, Argentina. Pero en ese tiempo nunca supe de la existencia del Kiosco Roca y mi lugar frecuente puntarenense era el Garogha.

Hecha la aclaración de por qué me costó escribir acerca del Kiosco Roca y su sucursal santiaguina, ahora, el comentario que haré, lo dividiré en tres aspectos: el local, la atención y lo más importante, el sabor.

Hace cinco años, el Consejo Nacional de la Cultura, coronó al Kiosco Roca de Punta Arenas como la mejor picada y desde ahí, este local con una tradición de más de 8 décadas, ha ido abriendo sucursales en otras ciudades, lo que es muy valorado por los puntarenenses, magallánicos y quienes han visitado esas tierras. El último en abrir fue el de Santiago, con una muy buena ubicación: a pasos de la estación de Metro Irarrázabal.

Al entrar tuve una sensación y que se ha mantenido con las posteriores visitas, lo que obvio es subjetivo: Es un local sin alma, me transmite tristeza y nostalgia. Hasta me siento un poco incómodo de comer ahí, a veces. Para mi es un recinto apagado, plano y sin alegría. No soy experto en decoración, pero para mi falta color. Será que la mayoría de las fotografías enmarcadas que han ido colocando en sus paredes, son en blanco y negro, pero para mi falta vida, alegría... Es tan simple, que a veces me da la sensación que todavía están en marcha blanca.

La atención es rápida, amistosa y deferente, algo que como siempre digo, cada día cuesta más encontrar, así que ahí un punto a favor de Kiosco Roca.

Ahora pasando a los sabores, cada uno puede tener su propio concepto de picada, pero para mi un local, ya apagado por lo que decía, no puede más encima tener una oferta pobre. Ok, entiendo que se mantiene la tradición del local original en el extremo sur de nuestro país, y por lo mismo, si que fue una apuesta el querer subsistir así en la capital, pero insisto en el concepto: todo pareciera querer cumplir con lo mínimo, con simpleza. La verdad si la versión magallánica es igual, no puedo imaginar por ningún lado, que haya sido electa la mejor picada, dada la pobre oferta. Claramente en mi visita pedí los famosos sandwich de choripán, los cuales son baratos y una leche con plátano, que también es económica. Bueno, tampoco es que hubiera mucho donde elegir.


Cuando llegaron los 'canapés', entendí el por qué de su precio, pero tampoco es mayor problema, porque como son baratos, se puede comprar varios y así acercarse a lo que uno imaginaría es un sandwich de verdad. Pedí las dos opciones existentes (Me cuesta creer que no hayan más), el choripán con mayonesa, y el con queso. Hay que decir que el sabor del choripán es muy rico, sabroso, bien condimentado, no hostigoso ni grasoso. Nada que decir. Ahora en cuanto al que es con mayonesa: Rico, una mayonesa con no mucho sabor, lo que hace que no sea invasiva al producto estrella que es el chorizo, está sólo para dar su toque de sabor. Bien ahí. 

Pasando al que es con queso, el que tuviera o no, dio lo mismo, porque al menos las veces que fui, era un queso sin sabor, gusto a nada, sólo se sabía que estaba ahí por su textura. 

Así fue que en mis posteriores visitas, finalmente opté sólo por el que es con mayonesa. 

Sobre la leche con plátano, es una apuesta arriesgada esta bebida láctea, porque siempre habrá uno que la esperaría más “aguada”, otro más “espesa”, otro con el plátano que ni se note, mientras que otro espera que se sientan trocitos del fruto. Al menos los vasos que he tomado, podemos decir que es una leche poco espesa, donde no hay pedacitos de plátano, está bien disuelto y de dulzor, preciso (desconozco como es endulzada si azúcar, endulzante, etc). Para mi, aprueba, pero con la observación que siempre encuentro que le falta estar más fría. La leche con plátano yo la tomo como algo refrescante y al menos en Kiosco Roca, no la he sentido así, sino a temperatura ambiente. 

En conclusión: ¿Me gusta el local? No. ¿La atención es buena? Si. ¿Sus sabores son ricos? Si, pero simples. ¿Cumplió mis expectativas? No, pero seguiré yendo.

domingo, 4 de junio de 2017

Indian Garden (Un viaje a los sabores, olores y colores de la India)



Mi primera experiencia con la comida de la India, había sido hace ya unos 5 años y no había sido de las mejores. Pero no por su sabor, si no por lo escasa en relación al precio, y el que nos dieran los platos intercambiados y me llevara a la boca un trozo de cordero, carne que no soporto.
Ayer, era un día de esos sin mayores expectativas, similar a lo que era el clima en Santiago: gris y frío. Eso, hasta que recibo un llamado: "Vamos a almorzar comida de la India, ¿Te sumas?". Sin pensarlo respondí que sí y a las dos horas, estaba a la entrada de Indian Garden.
Es un local pequeño en pleno centro de Santiago. Debo reconocer, que me gustan los restaurantes de poco tamaño, porque siempre he tenido la sensación que la comida está hecha con más cariño y tendrá un gusto más 'casero'. Al ser pequeño el local, las mesas también se hacen menos espaciosas y estrechas, más aún cuando llegan los platos (por suerte). 
Ya con la carta en mano (también tienen menú más económico), lo primero que hice fue buscar con ansias el que en algún lugar pudiera leer, 'Indian Butter Chicken', que si bien entiendo no es de origen propiamente tal de la nación asiática, si no, una fusión Indio-Canadiense, que probé en Toronto, tenía la vaga esperanza que lo tuvieran. No fue así.
Al principio me sentí un poco presionado por la chica que atendió nuestra mesa, en cuanto a querer tomar nuestro pedido con premura. Al menos yo, necesitaba mis minutos, ya que no era fácil elegir entre Chicken Dhania, Makhanwalam, Kurma, Khadai, Bhim Alu, etc, ya que no conocía ninguno de los platos.
Lo que si tenía claro, es que para beber quería un Lassi, que para los que no lo conocen, no se trata del perro famoso en la televisión de los 80's, si no, una bebida refrescante en base a yogurth natural con pulpa de mango.
El 'Lassi', estaba delicioso, frío, suave y con el dulzor preciso. Por lejos mil veces mejor que el último que tomé en la Expo India en la Plaza del Aviador en Providencia, que parecía más una papilla de guagua.
Antes de continuar, quiero señalar algo que considero importante para quienes pretenden incursionar en la comida de India: No piensen que se les pasó la mano con los condimentos, ellos cocinan con muchos condimentos y especias, donde el curry es el producto estrella.
Otro tema importante: La comida de India, se come con picante. De hecho recordando mi paso por Toronto, Canadá, donde hay una gran oferta gastronómica de la nación asiática, por más que uno decía en inglés tarzanesco: "Not Spicy", igual te lo daban picante. Bueno, ¡Tranquilidad compatriotas! porque en Indian Garden, hay una escala de 1 a 6 en cuanto a grado de picante, siendo 1 la menor, y 6, la mayor. Pero también teniendo la posibilidad de pedirle sin picante, así que, problema resuelto.
Volviendo a 'Indian Garden', éramos cuatro personas las que fuimos. De entrada y para compartir, uno de mis amigos pidió 2 porciones de 'samosa', que eran empanaditas de verduras. La presentación no se si era de las mejores, en cuanto al dorado de la masa, que pareciera se les anduvo pasando unos minutitos. Ahora, ¿El sabor? Lo que esperaba, abundante en condimentos y especias, lo que me encantó, porque eso es lo que uno va a buscar en la comida de India. Por ahí se pierde un poco la capacidad de individualizar las verduras que hay al interior de la empanada, cosa que la verdad, pasa un poco a segundo plano, al verse inundado por esa oleada de sabor (y olor), una vez que se dio el primer mordisco.
Pasando a los platos de fondo. Una de mis amigas, pidió Lamb Shashi Kurma, que era trozos de cordero en una suave salsa de almendra, levemente condimentado. Con su plato recordé un episodio de 'El Chavo del 8', cuando revisaba unos dibujos el Profesor 'Jirafales' y muestra una hoja en blanco y el Chavo sonriente le señala que ese es su dibujo. El profesor le dice: "¿Y esto qué es?", a lo que el personaje de Chespirito responde: "Una vaca comiendo pasto". Ante eso le interrogan: "¿Y el Pasto?". El Chavo responde: "Se lo comió la vaca". "¿Y la vaca?", le dice el apodado 'Maestro Longaniza', quien recibe por respuesta: "Se fue una vez que se comió el pasto". Bueno, algo me dice que el plato de mi amiga, era algo similar llevado a una comida, porque el cordero no se veía por ninguna parte, salvo unos pedacitos minúsculos y escasos, en una salsa que más parecía sopa. Al menos, en cuanto a sabor, quedó muy conforme. No como cordero por cierta tranca infantil, así que no probé de su plato.
Yo pedí Vegetable Kofta, que eran 4 albondigas vegetarianas, acompañadas de una salsa bastante rica que confieso olvidé preguntar de qué era. Las albondigas, yo lo podría asociar a como un charquicán de verduras con curry, transformado en albondigas. Aprobado totalmente, y a pesar que se podría pensar que sólo son 4, son en términos coloquiales, bastante 'llenadoras'.
Como quería darme un festín, también pedí Chicken Tikka Masala, que era pollo asado al tandor y guisado en salsa de masala. El Masala, está hecho en base a tomate, cebolla, más curry y 36 finos condimentos mezclados, que es una de las salsas base de las comidas tradicionales de la India.
Este plato, también lo encontré delicioso, aunque acá si hubiese deseado un poquito más de trocitos de pollo, pero sólo por gula, ya que me encantó, aparte, como digo, la comida de India, hay que disfrutarla con el gusto, el olfato y también con la vista, y ese rojo furioso que tenía el plato, terminaba por complementar el buen aroma y sabor de la preparación.
Tanto el Chicken Tikka Masala, como el Vegetable Kofta, lo acompañé con un arroz vegetable Biryani, que era el típico arroz basmati (que significa 'reina de las fragancias') con un leve toque de masala, con arvejitas y choclo. Esta vez el anaranjado se adueñaba del plato. El arroz, graneado de forma perfecta. El suave toque de canela, se agradece.
De postre, gentileza de la casa, disfrutamos de 'Golab Jamun', que eran unas bolitas de masa, me da la sensación que en base de leche con un rico almíbar, que fue el punto cúlmine a una gran jornada donde el tres de los sentidos: gusto, olfato y vista, estuvieron de fiesta. Pudo ser un cuarto: El oído, si hubiera habido una suave música de la India en vez de la final de la Champions League, aunque como soy fanático del fútbol, se entiende.