El Café Tomodachi fue un grato
descubrimiento. En pleno Barrio Bellas Artes, es un pequeño lugar,
bastante cómodo, aunque sin lugar a dudas disfruto estando en sus
sillas al aire libre, más que al interior del local, donde me siento
un poco encerrado.
Es un espacio agradable para una
reunión informal, rodeada de un rico café o jugo y un sandwich
gourmet.
Aunque sin lugar a dudas Tomodachi se
ha hecho popular no por los cafés o jugos, sino por sus chocolates
calientes, el que tiene una espesura a gusto del cliente, al extremo
que el mío ha sido tan espeso que la cuchara queda parada dentro del
tazón y me lo he tenido que comer a cucharadas.
Dentro de las variedades recomendadas
de chocolate caliente para mi está el con manjar, delicioso, pero
sólo para golosos, de hecho lo mejor es pedirlo en taza, que en
términos prácticos es el típico tazón que uno tiene en la casa.
Aclaro esto porque los tamaños son en taza, que lo explicaba recién
y en tazón, que es uno yo calculo de medio litro.
Otra variedad de chocolate caliente muy
rica, es el 'almendrado' que imagino no es necesario explicar el
sabor que tiene. Recomendado a ojos cerrados.
Otro muy rico es el con banana, aunque
no está dentro de mis favoritos, porque insisto el con manjar bien
espeso, es insuperable.
También he probado y me ha gustado el
'Coco-Bogo', leche, coco y hielo. La limonada fría con jengibre es
ideal para este verano santiaguino.
Para acompañar hay una rica variedad
de sandwichs, pero para quienes han leído mis anteriores escritos,
recordarán que me declaro adicto al queso de cabra y por lo mismo el
que emparedado que recomiendo de Tomodachi es el 'Del Chef', que
contiene queso de cabra, oliva, pepinillo, orégano y merkén. Muy
rico, salvo que yo reemplazaría el pepinillo por aceitunas
sevillanas.
Café Tomodachi recomendado totalmente,
insisto eso si, en las mesas de afuera, ya que dentro del local es un
poco incómodo. Leía algunas críticas a la atención, en mi caso
nunca he tenido una atención poco amistosa, al contrario, muy
deferente.