miércoles, 14 de diciembre de 2016

Caleta San Mateo

Hace rato venía escuchando de lo bueno que era comer en el Mercado de Abastos Tirso de Molina, que era un lugar con las 3B.

Luego de una decepcionantes visita a una exposición de la India, donde el lassi, parecía más bien un simple yogurth y muy caliente por cierto, decidí, que era el momento de dirigirme al 'Tirso de Molina'.

Mientras me dirigía en el Metro, aproveché de dar un vistazo por Zomato, a lo que encontraría. Mirando y mirando me decidí, por 'Caleta San Mateo', que señalaba tener platos de nuestra gastronomía y de la peruana y colombiana.

Ya en el segundo piso del lugar, pude ver que los locales estaban un poco escondidos entre los de ropa. Pero rápidamente aparecieron los típicos encargados de captar clientes y huelga decir, que saben hacer muy bien su trabajo. Fue una tarea titánica llegar a 'Caleta San Mateo' y resistirse a las tentaciones y ofertas.

Ya en el lugar, una atención bastante amistosa, como suele ser usual en este tipo de picadas. En cuanto al lugar, un rincón con mesas y sillas y no esperen más. ¿La verdad? Da lo mismo y ya verán el por qué.

Complejo el momento de elegir. Reineta a la plancha, Ají de gallina, lomo saltado, chorrillana... Son platos que me vuelven loco, pero tenía ganas de comer en cantidad, así que me fui a la segura y pedí una 'Bandeja paisa', tradicional plato de la zona de Antioquia, en Colombia.

La Bandeja Paisa, es lo que podríamos denominar una 'bomba calórica', con un poquito de todo. Arroz, ensalada, de lechuga y zanahoria, carne molida frita, chicharrón, palta, porotos, chorizo, plátano frito y huevo frito.

La entrada es cortesía de la casa, una sopa o un ceviche. No como lo segundo, dado mi no gusto por productos del mar, salvo la reineta. Pero igual lo pedí y se lo regalé a una de mis amigas. Era una porción pequeña y poco pretenciosa.

Pedí un jugo de mora. Tenían de todos los frutos colombianos que se suele tomar en estos restaurantes: tomate de árbol, lulo, guanabana y mora, entre otros, tanto en agua como en leche. Pedí de mora, en agua. Rico, refrescante y preciso en la cantidad de dulzor.

Finalmente la 'Bandeja paisa', ¿Qué decir? Todo espectacular y por cinco mil pesos. He comido exactamente lo mismo por el doble de precio. La verdad no hay mucho que describir en el plato, ya que en cuanto a su preparación, no tiene una gran ciencia, ya que casi todo está frito. Probablemente ahí el punto a destacar. Casi está todo frito, pero no queda aceitoso y eso se agradece.

Resaltaría en la carne molida, que justamente es carne, no se mastica nervios. El huevo, justo en su punto, o al menos como a mi me gusta. La yema a medias, es decir, levemente cocida, pero que sirva para untarla. El Chorizo, sabroso, bien condimentado, se nota no es de esos envasados de supermercado.

En resumen un plato contundente, me atrevería a decir, para valientes y sabroso. Totalmente recomendado. Mi primera vez en 'Caleta San Mateo', sin lugar a dudas, tendrá una segunda parte.


sábado, 10 de diciembre de 2016

BomBar

Tuve la suerte de ser invitado al BomBar a almorzar. Asistí sin prejuicios. El lugar lo primero que refleja es tranquilidad, ya que al ingresar, se puede respirar aliviado de que no estará hacinado con mesas pegadas a la de uno. Es espacioso y con una buena separación entre mesa y mesa. Cómodas, al igual que sus sillas, que aunque parezca un detalle, en otros lugares, he estado sentado en sillas muy incómodas que a uno lo obligan a almorzar rápido.

La atención de Llorens, un catalán de tomo y lomo, es amistosa, educada y deferente.

La entrada, una sopa de apio. No me gusta mucho el apio, por lo mismo no me lo imaginaba mucho en sopa, pero por ese mismo motivo es que pedí la sopa, y la encontré muy rica, con la textura precisa y el sabor que se apoderaba de los sentidos. Lamentablemente, por error mío, me excedí un poco con la pimienta.

El plato principal fue Boeuf bourguignon con mote. De partida supe que había acertado con mi elección, al saber que el chef es de origen francés.

El Boeuf bourguignon es un plato tradicional de Francia. Es un estofado de buey cocinado en vino tinto, ajo, cebolla, zanahorias y hierbas aromáticas. Se suele acompañar con alguna guarnición, en este caso, con un toque chileno: Mote.
La verdad es que hace mucho no probaba algo nuevo para mi, que encontrara tan rico. El sabor de la carne, suave, blanda y sabrosa, junto al mote, del cual me declaro fanático y la salsa con su gusto a vino, hacen una perfecta combinación, que me podrían perfectamente haber tenido toda la tarde repitiéndome el plato.

De postre un mousse de chocolate blanco, como punto final a un almuerzo que me dejó muy sorprendido y con ganas de volver al Bombar, que por cierto, tiene mesas al aire libre y cumple con todas las características de un buen bar para pasar en el after office.

Recomendado totalmente.