Debo decir que 'Donde Guido', en su sucursal ubicada en Merced esquina Mosqueto, comí las mejores hamburguesas que he probado. Lamentablemente digo comí, porque fue en el pasado y al momento de escribir sobre lo que llegó a ser una de las mejores picadas santiaguinas, tengo que hacerlo describiendo la involución y no la evolución que ha tenido este sanguchería.
Una amada amiga, partner de la mayoría de mis comidas de las cuales finalmente escribo, un día me dijo: "Vamos a comernos una hamburguesa, vine con mi papá y está bien buena". Nunca sospeché que las hamburguesas de 'Donde Guido' serían mi lugar preferido en cuanto a satisfacer el hambre con algo rico, se refiere.
Todo comenzó hace unos 3 años. La recomendación fue que degustara una "Cheese burguer doble". Pan frica grande, dos hamburguesas, tomate, lechuga, doble queso cheddar y papitas fritas al hilo eran los ingredientes de un sandwich perfecto. Pero había un extra: la elección de las salsas, en mi caso de ajo y aceituna.
El precio valía bien la pena, incluso no importó cuando subió a 4.200 pesos. La hamburguesa tenía ese sazón tan típico peruano, condimentada de manera perfecta, se notaba que eran hechas en el lugar y con cariño. El tamaño era un factor importante, no eran como esas hamburguesas de los locales de comida rápida que casi se transparentan. El queso cheddar no era de la delgadez de una hoja de papel. El tomate y lechuga abundaban, al igual que las papitas fritos al hilo.
La recomendación vino de inmediato a mis compañeros de trabajo y poco a poco se transformó en una tradición el ir 'Donde Guido'.
Un día en que seguramente teníamos tiempo de sobra en Vive Deportes (extinto canal de tv cable dedicado a la cobertura deportiva) veíamos CNN Chile, canal amigo y ¡Sorpresa! en una nota con las mejores picadas aparece 'Donde Guido'. No nos sorprendió, sin lugar a dudas, merecía estar en ese ranking.
El primer quiebre se produjo cuando en vez de comer en el local, pedimos las hamburguesas para llevar. Al llegar al departamento a destino y abrir con ansias esas típicas cajitas de plumavit, la decepción no fue menor al ver que nuestras 'Cheese burguer dobles' se habían reducido considerablemente en el tamaño y en la cantidad de los ingredientes.
Lamentablemente con el tiempo, pude comprobar que el tamaño se había achicado no sólo en los pedidos a domicilio, sino que ya era una constante en lo que para mi había llegado a ser un templo de las hamburguesas. Las hamburguesas ya casi no tienen ninguna diferencia con las del local del payaso feliz, el tomate y la lechuga uno puede notar que están distribuidos estratégicamente para que parezcan que es harto, cuando en verdad son dos rodajitas. El queso es menos y las papitas al hilo ya no desbordan el pan. Justamente el pan es otro aspecto. Parece que hoy compran del que viene de a 8 en una bolsa en los supermercados y que en su envase tienen dibujado un oso blanco y que por cierto 'pasan piola' por pan de canapé.
La atención lamentablemente es parte de la involución. Antes era deferente y amistosa. En mi última visita, pedí un sandwich vegetariano donde lo único rescatable eran los champiñones salteados, pues la palta 'estaba más desabrida que chupar un cubo de hielo', la atención fue casi nula. Ante cada necesidad faltó poco para que tuviera que pararme de la silla a buscar a las damas que supuestamente están para atender.
He leído en muchas partes que el amor dura tres años, al menos en mi relación con 'Donde Guido', la máxima se cumple y hoy sólo queda preguntarme ¿Dónde está Guido?
Crédito fotografía: Food Spotting.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario