miércoles, 2 de septiembre de 2015

Trattoria Calypso. Un paraíso para los amantes de las pastas en pleno Cajón del Maipo

Sin lugar a dudas estamos a años luz de disfrutar de una importante (y deliciosa) cantidad de restaurantes especialistas en pastas, como si pueden nuestros hermanos argentinos, pero por suerte poco a poco crecen las trattorias de buena calidad y otras, como de la que escribiré hoy, que poseen una larga tradición de grandes sabores.

Uno de los mayores aportes de mi ex polola, fue entender que era aplicable para mi el viejo dicho de: “Guatita llena, corazón contento”. Fue así que un día me invitó a almorzar al Cajón del Maipo. Ya saber que iba para allá era buena señal, pues amo aquél lugar de la Provincia Cordillera.

El destino me era un misterio, hasta cuando decidió que la ayudara a buscar el lugar a través de internet para saber si íbamos bien en el camino. 'Trattoria Calypso' era el nombre del restaurant donde nos dirigíamos.

Al llegar, amplios estacionamientos desde donde nos hacen acceder a un lugar hermosísimo. Era lo más parecido a una casa en un árbol, sólo que en el suelo y muy grande. Pero una ambientación cálida, amigable y a tono con la naturaleza que rodea al recinto y que después conocí más detalladamente.

Ese lugar era para quienes esperaban una mesa. Los aperitivos nada que decir, ricos los sour, como también los jugos naturales.

Ya en el restaurant propiamente tal, el salón es pequeño, aunque tiene también mesas al aire libre. En mi opinión donde tomamos los aperitivos me hubiera gustado mucho más por el ambiente y comodidad, para almorzar.

Las mesas exteriores tienen su magia. Habían varias bajo un gran parrón, lo que le da su toque 'Made in Italy', al agregarle el paisaje campestre, que fácilmente podría transportar a la Campania o Calabria.

Sobre la atención, es buena, cordial y deferente.

En cuanto a los platos, Calypso creo que últimamente ha sido el único lugar que ha estado cerca de que diga: “no puedo más”. Sus platos perfectamente podrían ser considerados para dos, realmente son contundentes, pero más importante aún, deliciosos. Se nota cuando una pasta es fresca, y en Calypso eso queda en claro al primer bocado. Ni pensar por un segundo que las reciclan, como alguna vez sucedió en los 'Piccola Italia'.

Soy fanático de los gnocchis, y creo que es casi una ciencia dar con la proporción ideal para que no quede sólo con gusto a harina o sólo gusto a papa. Los pedí Salsa Alfredo y fue la gloria. Exquisitos, en su punto justo de cocción y la salsa muy rica. Por suerte mi ex polola es en buen chileno: “guata de pajarito” y no fue capaz de comer todo su plato. Ahí me “sacrifiqué” y la ayudé con sus cannellonis rellenos de pollo con pesto. ¿Qué decir? Los calificativos me escasean al tratar de describir lo espectaculares que estaban. Un placer a los sentidos (no tanto como mis 'ñoquis' eso sí. Sólo puedo decir del plato de mi acompañante, que el pesto, ahogaba un poco el sabor del cannelloni con pollo. Estaba un poquitín fuerte.

Luego del almuerzo lo mejor es recorrer el amplio terreno que tiene Calypso con lindos paisajes decorados por los cerros de la Cordillera de Los Andes como telón de fondo.


Una experiencia llena de sabores y tradición italiana en pleno Cajón del Maipo que bien vale la pena repetirse.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Ciudad Vieja: Espectaculares sándwiches en un grato ambiente.

En pleno corazón del Barrio Bellavista se ubica un local que para mi se ha transformado en uno de mis favoritos, pero no porque esté de moda, sino por su propuesta culinaria: Ciudad Vieja.

Si bien en hora punta y en días específicos puede que esté lleno y haya que hacer fila para tener una mesa, para quienes tienen paciencia (yo no la tengo), bien vale la pena la espera.

Ciudad Vieja, a mi parecer es un lugar preciso para ese momento de relajo post jornada laboral o para esa típica reunión de ex compañeros.

Sin lugar a dudas su fuerte son los sándwiches, ¿El motivo? Una propuesta creativa, estamos hablando de emparedados únicos, no el típico barros luco, chacarero, etc, sino que hubo tiempo invertido en tener sabores propios.

De hecho platos típicos de distintas zonas geográficas, fueron convertidos en sándwich: Patasca atacameña, curanto chilote, pollo teyiraki, etc.

Dentro de la veintena de posibilidades mi favorito es el de 'Ají de gallina'. Pollo desmenuzado y cocinado en una crema espesa de ají amarillo con lechuga, salsa criolla, papa cocida y aceituna morada. Me resulta atractivo y suelo pensar: “¿Cómo no me ocurrió antes?”, el ver que el plato típico de la cocina peruana pudo ser llevado a un emparedado. La gracia es que SI tiene el sabor y la textura de un ají de gallina del país vecino. Se ve que al momento de ser preparado está hecho con conocimiento acerca de esta preparación, algo que he reclamado en otros comentarios, de lo que suelo llamar 'pollo al curry', pero que en otros restaurants llaman 'ají de gallina internacionalizado a nuestro paladar', que eufemismo más feo para señalar que probablemente lo aprendieron a hacer en un tutorial de youtube. Insisto, felicitaciones al chef de 'Ciudad vieja', por conseguir el real sabor del 'ají de gallina'.

Hay que destacar otra fortaleza de 'Ciudad vieja': El tamaño. No son sándwiches pequeños, cumplen su labor: Saciar el hambre y no dejar al comensal con la sensación de haber degustado un canapé.

De hecho, confieso no lo he probado, pero siempre me ha llamado la atención por su definición, el 'Gato viudo': Medio metro de lomo a lo pobre con cebolla tiernamente caramelizada. Tienta y creo que pronto sucumbiré a él.

Otro de mis favoritos en 'Ciudad vieja' es la 'Tabla chilena'. Arrollado de huaso, queso de cabra quemado, pichanga, empanaditas y sopaipillas con chancho en piedra. Es para dos, aunque la verdad yo la he comido sólo.

Para beber hay una gran carta de tragos, cervezas y vinos. Yo raramente bebo alcohol, por lo que mi acompañamiento en 'Ciudad vieja' es un jarrito de limonada pica y hierba buena o frambuesa-naranja. Ambos muy refrescantes.


¿Dónde? Constitución 92, Barrio Bellavista.

jueves, 7 de mayo de 2015

Ante una bandeja paisa en 'Madera y Carbón' sólo queda decir: ¡Sí, sí, Colombia, Sí, sí, Caribe!

Me gusta Colombia, disfruto su música, me encanta el vallenato, la salsa (Cali la capital mundial), adoro su cultura, su educación, su personalidad amistosa. Gracias a mi trabajo he tenido la suerte de conocer tres de sus ciudades: Barranquilla, Cartagena de Indias y Medellín.

Supongo a estas alturas notarán que escribiré acerca de un restaurant de comida colombiana.

Curiosamente muchas veces he escuchado que la comida colombiana tiene poca variedad de platos, lo que considero algo erróneo. Si me parece que se han internacionalizado poco.

Me gustan las variedades de arroz, el de coco, muy rico. Algo que creo sí o sí asocio con este caribeño país de nuestro subcontinente son sus jugos, con sus distintas frutas tropicales. Sus pescados son ricos y el sancocho es casi un ritual.

Hoy quiero comentar acerca de 'Madera y Carbón' ubicado a pasos de Ricardo Cumming, en el Barrio Brasil.

El local es amplio, con una linda y amigable decoración. Por la pared está lleno de diferentes modelos de sombreros 'vueltiaos', que son un símbolo de la colombianidad, también hay distintos tipos de carriel (un bolso masculino) y banderas de la nación cafetera. La música obviamente es típica, aunque la vez que fui sólo sonaron salsas y extrañé los vallenatos de Leandro Díaz (de hecho no aguanté la tentación y mientras escribo escucho 'la diosa coronada').

Bueno, pero es hora de entrar al área. La atención es muy buena, amistosa y educada. Por cierto, debo reconocer que para mi no hay nada más seductor que una dama con acento colombiano y tratándolo de 'usted'. (disculpen me desvié del tema)

Al momento de pedir entrada, si bien las empandas colombianas son muy ricas, creo que tienen que elegir entre las 'Arepitas Madera y Carbón' (Para conocer un poco más de las arepas ver: http://www.saboresymassabores.blogspot.com/2015/01/la-negrita-hamburguesas-arepas-y-jugos.html) o Sancocho. El sancocho es una sopa de ave con verduras, que para mucho es un plato nacional. Para que se hagan una idea, es algo muy parecido a nuestros consomé.

De plato de fondo, no puedo no pedir la 'Bandeja paisa', si bien es una comida netamente de una zona geográfica y cultural, finalmente es el plato más conocido internacionalmente. Advierto, es una bomba calórica, pero exquisita.

Veamos, la bandeja paisa se llama así, uno, porque lleva una importante cantidad de ingredientes y en abundancia, entonces se sirven en platos que prácticamente parecen bandejas y dos, porque es originario de la cocina paisa (Antioquia, Caldas, Quindío, Risaralda, Valle del Cauca y parte del norte de Tolima).

Vamos develando que lleva la bandeja paisa. Arroz blanco, eso, ninguna ciencia. Carne molida a la plancha. Un detalle en comparación a nuestra carne molida, tengo la certeza de que la colombiana es mucho más molida, porque queda más chiquita. Espero hacerme entenderme. Bueno esta carne molida que lleva la bandeja paisa no es aceitosa, al contrario, es seca. También lleva un buen trozo de chicharrón.

Sobre el arroz se ubica un huevo frito y a al costado un chorizo. Generalmente sobre la carne molida se pone un arepa, por último, una mitad de palta se ubica en algún espacio. Ahora todo lo que acabo de enumerar ocupa la mitad del plato/bandeja y marcando este límite hay un plátano maduro. La otra mitad se ocupa con porotos.

La verdad en buen chileno “hay que tener guata” para comerse una bandeja paisa, pero en 'Madera y Carbón' quedan tan ricas, tan bien preparadas, tan contundentes, que creo que al ir a este lugar el que no come una se pierde una experiencia culinaria casi única.

Todo esto en mi opinión hay que finalizarlo con el viaje a otra región de la bella Colombia: la costa, y que mejor que con un pie de coco cartagenero.

Ahora confieso desconocer que es lo mejor, en cuanto a bebestible para acompañar tanta comida. En mi caso no bebo alcohol, así que suelo tomar jugos. En 'Madera y Carbón' se pueden tomar en agua o en leche, esta segunda opción con algunas frutas quedan deliciosos. Atrévanse a experimentar con nuevos sabores como el de lulo, curuba o tomate de arbol, también puede probar de otras frutas tropicales ya mas familiares para nosotros como maracuyá, guanábana, mango, piña, guayaba o mora.


Para cerrar la experiencia en 'Madera y Carbón', un aguardiente antioqueño ¡Salud!

jueves, 2 de abril de 2015

Don Gaviota (pescados y mariscos)

Hoy ha comenzado un nuevo fin de semana santo para el mundo católico. Desde que uno nace en el contexto de una familia católica a la “chilena” a uno le inculcan que no se come carne. Actualmente es una tradición que no es el lugar para analizar, pero si destacar, muy arraigada en la sociedad, esto lo digo para los amigos extranjeros. Es así que en estos días, el precio de pescados, mariscos y ensaladas sube considerablemente, y por lo mismo muchos optan por ir a restaurantes que mantienen sus valores.

Siempre he dicho que no soy para nada fanático de los mariscos, prefiero algunos pescados, de hecho, recordada es la anécdota en mi familia de un día que llegué muerto de hambre y abro el refrigerador para comer con lo que sea un pedazo de marraqueta y veo el buen pote de pebre, lo unto gozando el momento, dado mi placer por el ají y cuál es mi sorpresa cuando me llevo el pan a la boca y me doy cuenta que el pote lo que tenía era piure, casi me morí... Pero volviendo a la tradición chilena de comer pescados y mariscos, es que me he decidido a escribir de mi experiencia en 'Don Gaviota', ubicado en Recoleta.

Fui junto a mis ex compañeros de trabajo por recomendación de uno de ellos. La ambientación es agradable, inspirada en el mundo marino, un poco desordenada, pero cálida.

La atención también es un punto destacable. Amistosa y rápida.

Ahora analizando la comida. Las machas a la parmesana, me gustaron, desconozco si existe un calibre, o distintas medidas para las machas según su tamaño, pero si existiera... en 'Don Gaviota' compran las más chicas. De todas formas aprueba, sabrosas y en su punto.

La Reineta a la plancha quedó un en deuda. Sentí que estaba hecha con poco cariño, apurada y sin prestarle atención mientras se cocinaba, de hecho se les anduvo quemando notoriamente y el puré estaba más cercano a estar frío, que caliente.

Los camarones al pil pil, fue como una experiencia en Telepizza, es decir, saber que contaron y distribuyeron estratégicamente los ingredientes. 

Ahora, para mala suerte de 'Don Gaviota', como no soy amigo de los mariscos y en general de los productos del mar, los pocos que me gustan, los mido con una vara muy alta y entre suma y resta, para mi: no aprueba.

jueves, 12 de marzo de 2015

Pizzería 'Los Insaciables' (Efectivamente no saciaron mi hambre)

(Si bien la foto está tomada del facebook del local, debe ser muy referencial, porque al menos yo, no vi nada parecido).

Siempre he soñado con la pizza perfecta, aunque la verdad nunca he tenido claro qué busco. Desconozco que sería lo que provoca que una pizza sea ideal. Por lo menos en mi caso pretendo una donde no escasee el queso, donde los ingredientes no estén contados y distribuidos estratégicamente, donde la mezcla de sabores no se estorbe uno con otro. La masa obvio es clave, creo que a la piedra es insuperable, si parece un pan de campo con queso arriba, nada que hacer. Una vez, recuerdo creí que la pizza perfecta era con queso de cabra, carne molida y aceitunas sevillanas y me la hice. No fue lo que esperaba.

Volviendo a la pizza perfecta, creo haberla comido en Buenos Aires, pero nunca me he resignado a que en Santiago no exista la pizza perfecta. Buscando y buscando y por recomendaciones del boca a boca, supe de la existencia de 'Los Insaciables' y para allá fui.

La verdad, a mi que me gusta extenderme en detalles y tratar de ser lo más descriptivo posible en cuanto a todo tipo de detalles, para ayudar a tomar una decisión respecto a quién iría a un local por primera vez, bien informada.

Lamentablemente mi opinión de 'Los Insaciables', creo que no cumplirá con esas características, porque la verdad mi visita fue nefasta, salvo por la compañía.

Cuesta analizar cuando a mi compañía de aquél día le traen un pisco sour en una copa donde estaban marcados con rush unos labios, y no precisamente de ella, que ese día no lo usaba.

Fue una publicidad engañosa y eso hay que decirlo con todas sus letras. ¿Por qué? Porque una hora antes de que se cumpliera el horario en que regía la 'Pizza libre', no se vio más a nadie repartiendo los mini trocitos de pizza que ofrecían por las mesas.

Otro detalle, cuando todavía pasaban los meseros ofreciendo los mini trocitos, la variedad ofertada no existía, siempre la misma. Tuve que hacer la observación y recién ahí aparecieron distintas preparaciones.

Sobre los mini trocitos de pizza, que creo se acercan más al concepto 'canapé', y tratando de opinar respecto a los sabores, las pizzas eran pobres en cuanto a ingredientes, a decir verdad, muy pobres. Queso por momentos tiendo a creer que no tenían. No miento en que en alguno de los mini trocitos, por ejemplo había UN pedacito de tomate o UN pedacito de pimentón. Creo que hasta me molesta recordar aquella experiencia. Por ahí alguien dirá: “Son pizzas gourmet”, ¡Patrañas! Los de la Pizzeria Brandi en Napoli se pondrían un tiro con sólo ver una foto de los mini trocitos de 'Los Insaciables'.

Lo único bueno de este local ubicado en Andrés de Fuenzalida 40, en Providencia, es el nombre, porque obviamente con esos mini trocitos, con algún pedacito de algo sobre masa es imposible quedar saciado, así que al menos 'Los Insaciables' tienen buen nombre.


Lo que es yo. Nunca más me asomo por allá.

lunes, 2 de marzo de 2015

Puerto De la Barra (Comida mediterránea)

Tuve la suerte de ir a conocer Puerto De la Barra gracias a una invitación de Zomato. Antes de continuar, no se por qué siento la necesidad de confesarme poco aventurero en cuanto a sabores nuevos. Luego de esta ventana continúo. Había escuchado mucho acerca del Barrio Italia y los buenos restaurantes que cobija y por lo mismo me sentó de maravillas el voucher para visitar Puerto De la Barra, lo que se puede resumir en una confortable jornada.

La primera señal positiva en cuanto a lo que viviría en Puerto De la Barra, fue cuando a las 15:30 horas realicé una visita previa para hacer algunas consultas (Fui personalmente por la cercanía del local con mi trabajo) y fui recibido como si me conocieran de toda la vida. Una recepción amistosa marca la diferencia.

Ya en la noche la atención fue deferente, detallista y amistosa. La entrada fueron unos Rolls Thai Kani Kama, los que estaban envueltos en papel de arroz, rellenos de queso crema, lechuga, palmitos o kani kama y palta. Estos quedaban muy ricos con la limoneta oriental con que venían acompañados. En cuanto a sabor, reconozco me costó habituarme a la textura del papel de arroz, la que encuentro un poco gomosa. Pero en cuanto a la proporción de sabores, era la precisa, ningún ingrediente anulaba a otro.

De fondo pedí un Solomillo de cerdo a la catalana. Esto era el típico filete de cerdo marinado en finas yerbas, acompañado de una pequeña porción de tortilla catalana (en verdad que era pequeña, esperaba mucho más en cantidad y sabor de ésta) y vegetales salteados en aceite de oliva. Sobre el solomillo nada que decir, estaba a punto y sabroso (El solomillo es el único corte de cerdo que puede comerse 'a punto'). Ahora confieso que al momento de comer carne a mi me gusta muy cocida, casi seca o como yo le llamo: “tipo rueda de bicicleta”, por lo que pedí que me la cocieran más. Cuando el plato llegó a mi mesa pensé: “Guatié. Este plato es chico y quedaré con hambre”. Error, la porción era totalmente adecuada, es más, terminé apenas.

Lo mejor vino al momento del postre. Helado de queso philadelphia con vodka y salsa de berries. El helado era más bien salado, por lo que el dulzor lo daba la salsa de frutos rojos. La verdad, la salsa era poca, pero justo en ese momento se acerca el propio chef a preguntar acerca del postre y al saber de que estaba un poco escaso de salsa, él fue por más y agregó unos trozos de queso azul para mezclarlos con el helado, exquisita opción.

Para el final una pequeña pero grata y amistosa conversación con el dueño, que tuvo la deferencia de acercarse a la mesa, detalle que se agradece.


En cuanto al local, es cómodo, aislado de los ruidos de la ciudad, buena iluminación, con un toque hogareño que da la madera. La única crítica que se podría hacer (por lo menos al ir en verano) es que se encierra mucho el calor, pues el Sol da de frente durante el atardecer. Se supliría ese detalle agregando un par de ventiladores.  

Crédito fotografía: PuertoDeLaBarra.cl 

viernes, 30 de enero de 2015

La Terraza (Sector Plaza Italia)

Generalmente quienes nos consideramos fanáticos de la buena mesa, nos encontramos con que usualmente los buenos restaurants suelen ser tacaños con la cantidad de comida. Muchas veces cuando vemos el plato en la mesa pensamos: “me quedará en una muela”. Viendo Máster Chef he aprendido que la cantidad de alimento que debe llevar un plato, está debidamente estudiado y las cantidades no están sujetas al azar, pero yo soy un glotón y me gusta una buena porción, más si estoy pagando.

En 2011, debido a mi trabajo en un canal, que usó las dependencias de la antigua casona del Comité Olímpico de Chile en Vicuña Mackenna, conocí 'La Terraza'. Fuimos un grupo y todos pedimos platos con carne, salvo uno, que solicitó raviolis.

Fue ahí que aprendí el primer mandamiento de los asiduos a ese local: La especialidad son los platos con carne, en otros, saldrá decepcionado. Luego de ver esos raviolis que seguramente eran de esos envasados y que no superan los 600 pesos en su paquete, uno no podía pensar la sorpresa que vendría con los siguientes platos. Yo pedí milanesa, y ésta ocupaba casi todo el plato, solo comparable a unas que comí en Avellaneda, Buenos Aires. Otro pidió chuletas y recordé esas costillas que le ponían a Pedro Picapiedra en el troncomovil cuando daban la canción final. Los pedidos con carne son muy contundentes.

Con mis constantes ida a los largo de ese 2011 y en todos estos años que le han seguido, he probado casi todos los tipos de platos con carne (incluyendo los pescados). Nunca he tenido ni un problema con las comidas, al contrario, siempre he tenido que esforzarme por no dejar nada en el plato. Son porciones muy grandes y ahora entiendo por qué pasa lleno y asisten muchos extranjeros (que suelen alojar en los hostales que hay por el sector).

He probado también las comidas chilenas y de las 'humitas' no hay nada que decir. A lo mejor la cazuela no es de las mejores, pero en mi caso da lo mismo, porque es una comida que detesto.

Algunas consideraciones: no se asuste si en la carta ve que le venden Ass italiano, Ass con queso, o cualquier variedad de Ass, porque simplemente es un error de redacción que nos recuerda que en Chile somos uno de los países de nuestro continente que menos domina el inglés.

Otro capricho del Menú, es que la milanesa, es sólo la de pollo, y la de vacuno se llama escalopa, aunque técnicamente no es una escalopa, ya que no está frita en batido, sino que en pan rallado, lo que corresponde a una milanesa.

A propósito de 'Milanesa', lejos recomiendo la llamada 'Terraza Full', que es la que va acompañada de dos agregados a elección, y es rellena de queso y jamón.

Las 'Chorrillanas' son algo espectacular y por cierto no desbordan de aceite. Todo perfectamente cocinado.

Los maestros tienen una especialidad que da solamente el paso del tiempo, que es dominar a la perfección sólo con la vista, el momento en que cualquier corte de carne está en su momento preciso.

En 'La Terraza' desde el par de hamburguesas con arroz, hasta el bife con 2 agregados, lo dejará con una sensación de haber comido algo delicioso y contundente.

Ahora si el hambre no es tanta, los completos en sus típicas variedades, llamados acá simplemente 'vienesas', son sabrosos, ya que como siempre he sostenido, la clave de un buen completo es la mayonesa y en 'La Terraza' es casera y contundente. Los sándwich típicos que se encuentran en cualquier parte, acá son realmente ricos. En un Barros Luco, en el papel algo tan simple como churrasco y queso, uno se da cuenta la diferencia que puede haber entre uno y otro en cuanto a sabor. Creo que en 'La Terraza' están probablemente los mejores.

Ahora viene el gran pero. No se si de manera intencional, pensando que un público importante es turista (brasileros o de habla inglesa) o quien digita las cuentas lo hace con guantes de boxeo, pero en mis idas se han equivocado en tres veces distintas en cobrarme de más o cobrar cosas que nunca comí. Yo tengo el defecto de revisar la cuenta detalladamente. La primera vez se digitaron erróneamente un par de precios. Reclamé y se arregló. La segunda vez, hasta hoy me sorprendo de lo educado que fui. Me llevaron 3 veces mal la cuenta, las tres veces o me cobraron de más o cosas que no consumí. Al último, ese día me paré y directamente fui a la caja a reclamar. La última vez que fui fue el miércoles y ¿Adivinan? Me cobraron de más.


Hay un mesero, que incluso recuerdo lo entrevistaron en 'The Clinic', por ser un personaje popular, que directamente incomoda ser atendido por él. A mi me importa cero que sea parte del inventario de 'La Terraza', un mesero al momento que le pido una Coca, no me puede bajo ningún aspecto preguntar si líquida o en polvo. Eso es ser patudo o en buen chileno 'balza'. Siempre hace comentarios de ese tipo o simplemente si te demoras en decir que quieres no tiene problemas en apurarte. Cuando va a tu mesa no esperes te lleve la carta, simplemente te preguntará que te servirás. Recomiendo no sentarse en las mesas de su sector, que lamentablemente son las que se ubican al aire libre.

lunes, 26 de enero de 2015

Tips sobre los rolls de Sushi

Se que para muchos el hacer unos buenos rolls de sushi es una verdadera prueba de paciencia. Muchas veces cometemos errores básicos que como resultado suceden cosas como al untarlos en la salsa de soya se desarman.

Algunos tips al momento de hacer los rolls:
1) Al momento de cortarlos, buscar un cuchillo con buen filo y liso, bajo ningún motivo un cuchillo serrucho. (este provoca que tarde o temprano el roll se desarme).

2) El cuchillo mojarlo en su filo antes de cortar el rolls y no moverlo hacia delante y atrás, sino un corte siempre avanzando y hundiendo. (Verá como posteriormente no se desarma y lo fácil que es cortar).

3) Cuando envolvemos el roll en alga nori, al último humedecer el alga para sellar.

4) A veces tenemos hambre y no esperamos que el arroz esté totalmente frío para armar el roll, gran error y destinado al fracaso.

5) Se han chilenizado y cada vez parecen más una albóndiga. El roll una vez cortado, tiene que ser de un tamaño pensando que se tiene que comer de un bocado, o sea que a primeras quepa en la boca entero y sin incomodidad.

6) Me encanta el queso philadelphia, pero no hay que caer en el exceso de queso, he visto algunos rolls que abusan del queso crema y eso finalmente sólo provoca la anulación de los demás sabores.

sábado, 24 de enero de 2015

'Donde Guido' (Sanguchería peruana)



Debo decir que 'Donde Guido', en su sucursal ubicada en Merced esquina Mosqueto, comí las mejores hamburguesas que he probado. Lamentablemente digo comí, porque fue en el pasado y al momento de escribir sobre lo que llegó a ser una de las mejores picadas santiaguinas, tengo que hacerlo describiendo la involución y no la evolución que ha tenido este sanguchería.

Una amada amiga, partner de la mayoría de mis comidas de las cuales finalmente escribo, un día me dijo: "Vamos a comernos una hamburguesa, vine con mi papá y está bien buena". Nunca sospeché que las hamburguesas de 'Donde Guido' serían mi lugar preferido en cuanto a satisfacer el hambre con algo rico, se refiere.

Todo comenzó hace unos 3 años. La recomendación fue que degustara una "Cheese burguer doble". Pan frica grande, dos hamburguesas, tomate, lechuga, doble queso cheddar y papitas fritas al hilo eran los ingredientes de un sandwich perfecto. Pero había un extra: la elección de las salsas, en mi caso de ajo y aceituna.

El precio valía bien la pena, incluso no importó cuando subió a 4.200 pesos. La hamburguesa tenía ese sazón tan típico peruano, condimentada de manera perfecta, se notaba que eran hechas en el lugar y con cariño. El tamaño era un factor importante, no eran como esas hamburguesas de los locales de comida rápida que casi se transparentan. El queso cheddar no era de la delgadez de una hoja de papel. El tomate y lechuga abundaban, al igual que las papitas fritos al hilo.

La recomendación vino de inmediato a mis compañeros de trabajo y poco a poco se transformó en una tradición el ir 'Donde Guido'. 

Un día en que seguramente teníamos tiempo de sobra en Vive Deportes (extinto canal de tv cable dedicado a la cobertura deportiva) veíamos CNN Chile, canal amigo y ¡Sorpresa! en una nota con las mejores picadas aparece 'Donde Guido'. No nos sorprendió, sin lugar a dudas, merecía estar en ese ranking.

El primer quiebre se produjo cuando en vez de comer en el local, pedimos las hamburguesas para llevar. Al llegar al departamento a destino y abrir con ansias esas típicas cajitas de plumavit, la decepción no fue menor al ver que nuestras 'Cheese burguer dobles' se habían reducido considerablemente en el tamaño y en la cantidad de los ingredientes.

Lamentablemente con el tiempo, pude comprobar que el tamaño se había achicado no sólo en los pedidos a domicilio, sino que ya era una constante en lo que para mi había llegado a ser un templo de las hamburguesas. Las hamburguesas ya casi no tienen ninguna diferencia con las del local del payaso feliz, el tomate y la lechuga uno puede notar que están distribuidos estratégicamente para que parezcan que es harto, cuando en verdad son dos rodajitas. El queso es menos y las papitas al hilo ya no desbordan el pan. Justamente el pan es otro aspecto. Parece que hoy compran del que viene de a 8 en una bolsa en los supermercados y que en su envase tienen dibujado un oso blanco y que por cierto 'pasan piola' por pan de canapé.

La atención lamentablemente es parte de la involución. Antes era deferente y amistosa. En mi última visita, pedí un sandwich vegetariano donde lo único rescatable eran los champiñones salteados, pues la palta 'estaba más desabrida que chupar un cubo de hielo', la atención fue casi nula. Ante cada necesidad faltó poco para que tuviera que pararme de la silla a buscar a las damas que supuestamente están para atender. 

He leído en muchas partes que el amor dura tres años, al menos en mi relación con 'Donde Guido', la máxima se cumple y hoy sólo queda preguntarme ¿Dónde está Guido?


Crédito fotografía: Food Spotting.com

domingo, 18 de enero de 2015

Café Copenhague (Las mejores empanadas fritas que he probado hasta el momento)

Uno de los mayores debates entre quienes nos consideramos fanáticos de una buena empanada es acerca de si debe llevar o no llevar 'Pasa'. La mejor forma de evitar esta disyuntiva es yendo al Café Copenhague, ubicado en pleno Barrio Brasil y directamente crear una empanada a nuestro gusto. Claro, esto porque este pequeño lugar posee un listado magnífico de ingredientes para elegir y pedir en una empanada.

El Café Copenhague, es sin lugar a dudas mi picada favorita. Tiene una treintena de variedades establecidas, más la opción de uno pedir con los ingredientes que uno quiera. Lo bueno es que es muy rara la ocasión en que se encuentra con una frase tan recurrente en otros lados: "No nos queda".

En mi caso soy sencillo y cuando voy siempre pido una de churrasco con queso de cabra (a veces le incorporo aceitunas sevillanas), aunque un par de veces una con pollo, queso crema y ciboulette no le hace mal a nadie.

Pollo, carne molida, churrasco, camarones, ostiones, machas, champiñones, queso, queso crema, queso de cabra, lomo, tomate, huevo, cebolla frita, porotos verdes, aceitunas, palmitos, espinacas, choclo, albahaca, por nombrar algunos, son los ingredientes que tiene a disposición quien acuda a este lugar.

¿Por qué soy tan fanático del Café Copenhague? Uno, porque la masa me la estiran en el momento. Los ingredientes igual, entonces como con la confianza de que no es algo que está hecho hace horas.

Segundo, hacer una empanada frita es toda una ciencia, especialmente por la masa. Si hay algo que mata una empanada, es cuando queda aceitosa. Su dueña, que atiende generalmente, maneja a la perfección los tiempos y la masa queda deliciosamente crujiente y sin exceso de aceite. De hecho otro aspecto es el dorado de la masa, que es una gran señal de una buena empanada. Una masa paliducha probablemente es el aviso de que algunos ingredientes no estén en su punto. Por el contrario una masa muy dorada, toma mucho gusto a aceite y resta sabor al interior, en esto también aprueba con creces. 

Tercero y para mi muy importante, cantidad y calidad. En cualquier restaurant en que la calidad sea muy buena, pero la cantidad es poca, no aprueba. Acá, las empanadas aparte de ser deliciosas, traen harto relleno, si se pide una con queso, no llevará una simple rodaja que al derretirse desaparece dentro de la empanada, sino que llevará queso.

Cuarto aspecto que destaco es el precio. La más simple cuesta 900 pesos (de queso) y la más elaborada 2400 pesos (churrasco, camarón, queso). Para una empanada de 22 cm, es un precio razonable. 

Si bien el local es muy pequeño (al interior tres mesas y fuera dos) y un poco desordenado, si usted acude sabiendo que asiste a una picada, la verdad es que disfrutará de la experiencia.

En mi opinión y si lee la dueña, ya debería estar pensando seriamente en la expansión y en el reparto a domicilio, aunque sea en el sector.

También está la opción de comer completos y hamburguesas, pero la verdad, teniendo una variedad de empanadas tan bien hechas y ricas, ir a comerse un italiano o una hamburguesa, es directamente un pecado.

¿Dónde? Ricardo Cumming 270.
Consumo promedio por persona: 3 mil pesos.
Consejo: Si va en hora punta (Entre 19:30 y 21 horas), hay que tener un poco de paciencia, pues, el local ya se ha hecho una gran imagen entre los que acuden al Barrio Brasil y la demanda es alta, así que por ahí la espera es más de lo normal (Unos 30 minutos), que en todo caso bien valen la pena esperar.

sábado, 10 de enero de 2015

'La Negrita' (Hamburguesas, arepas y jugos colombianos)

Si hay un concepto que me gusta en cuanto a comidas, y que al escucharlo le da una plusvalía a lo que voy a degustar, es el de "picada". 

'La Negrita' cumple totalmente mi concepto de "picada" donde la verdad da lo mismo que el espacio sea pequeño, dado que al comer, los sabores inundan los sentidos.

Me confieso poco fanático de la Arepa, pero en 'La Negrita', conscientes de que es clave con que se acompaña, han creado cuatro variedades que hacen grata la experiencia de comer una.

Para los comensales chilenos nuevos en los platos colombianos, la Arepa es una masa que se hace con harina de maíz, es decir es un gusto parecido a la polenta.

'Caleña' (con pollo, chorizo, queso y huevo de codorniz), 'Opita' (huevos revueltos, jamón y queso), 'Vegetariana' (zanahoria, tomate, queso y huevo de codorniz) y 'Paisa' (carne molida, tocineta, queso y guacamole) son las variedades de arepa.

También hay hamburguesas con el toque colombiano, al igual que nuestros completos, que en la carta son llamados hot dogs, aunque en el país del vallenato se conocen como 'Perros calientes' o directamente 'Perros'. Todos vienen con papitas fritas en hilo y banana en forma de chips, tal y como corresponde a un real 'Perro colombiano'.

Al llegar el plato a la mesa con una 'Arepa Paisa', el primer pensamiento es: "quedaré con hambre". Visualmente parece un plato simple, pero he ahí la mayor sorpresa (grata por cierto). Al primer bocado uno siente el sabor a maíz de la arepa, también nota una preparación muy bien aliñada de la carne molida y no aceitosa, que es donde muchos se caen. El queso tiene sabor, no pasa desapercibido, aunque se hace poco. El punto más bajo es en el guacamole. Tengo la seria sospecha que era de esa pasta de palta, que uno encuentra en las estaciones de servicio cuando compra un hot dog. Era un guacamole con ausencia de tomate y se exagera en el ajo (en polvo). El menú decía que incluía tocineta. La verdad no la vi. 

A pesar del detalle del guacamole, aprueba. Sus sabores son sabrosos y finalmente el prejuicio de quedar con hambre, queda sólo en un muy errado pensamiento.

Cuenta con jugos de las frutas colombianas que uno puede disfrutar al visitar Medellín, Cali, Bogotá, Barranquilla, Cartagena de Indias, etc. Tomate de árbol, Guayábana, Piña, Mora, Mango, Papaya (a no equivocarse, no es la nuestra, es una más amarga que en mi caso no me gusta), Lulo, etc, son algunos de los sabores disponibles tanto en agua como en leche. 

Soy un enamorado de la Postobón (una bebida gaseosa) y tienen dos sabores: manzana rosada y uva. Recomiendo a ojos cerrados la primera. Adictiva.

El local es chico, tres mesas dentro y dos fuera. Las sillas un poco incómodas para comer. La decoración con banderas colombianas y sombrero volteao cumple. 

La atención normal, la espera no es larga y eso se agradece. Un poco caluroso, un ventilador pequeño sería útil. Los precios no son caros. 

¿Dónde? Seminario 116, Providencia (Seminario con Rancagua).
Consumo promedio por persona: 4.000 pesos.
Horario: 19:00 a 00:00 horas.
Posee reparto a domicilio.
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